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En teoría, la tecnología digital no tiene particularidades culturales. Consiste en las interacciones entre miles de millones de imanes diminutos, que están organizados según patrones concretos y realizan tareas que llamamos programas.
Sin embargo, tan pronto como las personas entramos en escena, añadimos especificidades lingüísticas y culturales a esos programas. Los programadores que hablan inglés escriben programas que se comunican con los usuarios en inglés.
Si esos programas solo los van a utilizar usuarios de habla inglesa, el proceso puede acabar ahí. A veces es así; pero, normalmente, no. En esos otros casos, la localización del software es necesaria.
La tecnología nos permite comunicarnos más allá de las fronteras. Es una de sus mayores ventajas, tanto desde el punto de vista del desarrollador como del usuario.
Para los desarrolladores de software, la globalización significa un mercado potencialmente ilimitado para cualquier programa o aplicación nuevos. Si algo triunfa en EE. UU., el desarrollador puede intentar repetir su éxito en Canadá, Reino Unido o, incluso, en China.
Pero no basta con que un sitio web o un programa esté en varios idiomas. Tiene que tener sentido para los usuarios de todos los países a los que llega. De lo contrario no será realmente global. Será solo multilingüe.
Si alguna vez ha intentado ajustar un dispositivo que estaba configurado en otro idioma, sabrá lo importante que son los servicios de localización de software. Sin ellos, un programa puede ser, en el mejor de los casos, frustrante; en el peor, inutilizable.
Una vez traducidos a su idioma los elementos del programa informático que se dirigen al usuario, este puede empezar a utilizarlo. Pero si el programa no se ha localizado, es decir, si las palabras cambian, pero únicamente las palabras, pronto se topará con dificultades de uso.
Imagine una aplicación de software que se haya traducido (pero no localizado) del inglés al chino. El significado de las palabras puede estar bastante claro y, a pesar de todo, haber problemas de usabilidad. La fuente puede ser demasiado pequeña para leerse claramente. Algunos de los gráficos pueden parecer inequívocamente estadounidenses. Un usuario chino podría lograr utilizar el programa, pero lo sentiría como algo extraño.
Cuando nos topamos con una convención cultural extranjera en un producto de software lo notamos inmediatamente. Esa constatación puede que no afecte mucho a nuestra apreciación del producto, pero tendremos la convicción de que el fabricante de ese producto no diseñó la interfaz pensando en nosotros (en nuestro idioma y nuestra cultura). La localización de software ayuda a superar esa desconexión.
La localización de software es el proceso por el que se adapta el software a la cultura, además de al idioma, de la localidad del usuario final, desde los parámetros de medición hasta el diseño gráfico o el vídeo. Cuando se cuenta con servicios de localización de software competentes, el contenido final funciona como si hubiera sido diseñado originalmente en el país del usuario final.
Sus servicios de localización de software deberían tener en cuenta todos los elementos del programa cuando lo rediseñen para otro mercado. Los ingenieros y gestores de localización deben tener presente todo, desde la sensibilidad geopolítica hasta los símbolos correctos de divisas, medidas y fechas en el país de destino.
Los servicios de localización de software tienen en cuenta todos los aspectos del programa que se ven afectados por el idioma. No se limitan a traducir. Además, atienden a las diferentes normas de codificación y orientación de caracteres, incluidos los idiomas que se escriben de derecha a izquierda, como el hebreo, el árabe o el farsi. Al localizar software para zonas que hablan esos idiomas, es necesario cambiar no solo los campos de texto, sino también los archivos de recursos, como menús, cuadros de diálogo y botones de acción, además de los archivos de la interfaz del usuario, como las cadenas localizables.
Debe saber cómo aparecerán en pantalla los idiomas que se alinean de forma diferente y cómo afectará eso al funcionamiento del programa. También es preciso que sepa cómo actúan los hablantes nativos con el contenido escrito, para poder optimizar su experiencia.
La localización le permite, asimismo, traducir los elementos no lingüísticos de su interfaz de usuario. Unos equipos de localización de software realmente competentes analizarán los símbolos y dibujos de su programa y garantizarán que cumplan los siguientes requisitos respecto a la población a la que se dirigen:
Cuando los símbolos o las imágenes se utilizan mal, pueden, en el mejor de los casos, generar confusión. Un buen ejemplo es un correo con una bandera roja, que una empresa utilizó para indicar que hay nuevos mensajes en la bandeja de entrada del usuario. Desgraciadamente, pocos usuarios fuera de EE. UU. saben lo que significa una bandera roja en el buzón, lo que provoca más confusión que claridad a la función.
Algunos símbolos pueden causar problemas mucho mayores.
Las empresas inteligentes se aseguran de que su simbolismo no incluya ningún elemento religioso o controvertido. La Cruz Roja, por ejemplo, utiliza el símbolo de la media luna roja en sus operaciones de Oriente Medio, para evitar cualquier posible ofensa.
Asegúrese de localizar los gráficos que no tengan sentido para su público de destino. Si tiene un dibujo de una mano roja para indicar «deténgase», quizá desee cambiarlo al localizar su programa para el público británico. En el Reino Unido están acostumbrados a que las señales luminosas de los cruces indiquen el mensaje «deténgase» mediante figuras de palo.
Caben tres respuestas: probablemente no, aún no o sin duda alguna sí.
Si la utilidad de su aplicación es específica para su región o comunidad, quizá no necesite preocuparse de localizar el software para diferentes públicos en varios idiomas. Pero, incluso en ese caso, debe plantearse si en su región existen subcomunidades lingüísticas que podrían beneficiarse de la traducción y localización del software.
Por ejemplo, podría pensar que no necesita localizar un mercado de seguros para su estado, pero ¿y qué ocurre si en él hay importantes comunidades de filipinos, chinos o haitianos? Mejorará su aceptación si localiza el software para esos grupos.
Si para su empresa tiene más sentido centrarse en su región de origen, puede recurrir a los servicios de localización más adelante. En ese caso, prepare su contenido todo lo posible para futuras soluciones de localización. Tome pequeñas medidas, como añadir formatos de archivo de números y caracteres internacionales, para ahorrarse mucho trabajo más adelante. Intente que sus frases sean cortas y prescinda en lo posible de coloquialismos.
Cuando su software tiene considerables efectos de red, es decir que aporta más valor de usuario a medida que se hace más popular, entonces la localización le garantizará la posibilidad de crecer.
Si ya cuenta con un público internacional, o es probable que vaya a tenerlo en breve, plantéese el proceso de localización de software en las primeras etapas del desarrollo de la aplicación.
Cuando localiza el software, aumenta significativamente su atractivo. Y ahora que los programas y las aplicaciones traspasan las fronteras nacionales por docenas, el proceso de localización es un modo rentable de atraer a nuevos mercados. Quién sabe, su aplicación podría ser la próxima sensación viral mundial.
¿Desea empezar un proceso de traducción y localización de su software o aplicación? Póngase en contacto con nosotros hoy mismo.